tenía un amigo beocio llamado Proxeno, discípulo de Gorgias Leontino y familiar de Ciro, en cuya compañía estaba en Sardes. Escribió éste a Xenofonte, que estaba en Atenas, una carta en la que le decía le sería muy útil hacerse amigo de Ciro. Xenofonte mostró la carta a Sócrates y le pidió consejo; pero éste lo envió a Delfos a fin de que hiciese lo que el oráculo le dijese. Pasó a Delfos; mas no preguntó a Apolo si le convenía ir a ver a Ciro, sino el cómo lo había de ejecutar. Sócrates le reprendió la astucia; pero fue del parecer hiciese el viaje. Llegado a verse con Ciro, le supo captar la voluntad de tal manera, que se le hizo tan amigo como el mismo Proxeno. Por lo cual nos dejó escrito cuanto pasó en la subida y regreso de Ciro.
3. Fue mortal enemigo de Memnón de Farsalia, el cual, en la subida de Ciro, era conductor de las tropas extranjeras. Objetábale, entre otras cosas, que seguía amores superiores a su calidad. También afeó a cierto Apolonio por llevar agujeros en las orejas. Después de la subida de los persas, la rotura del Ponto y el quebrantamiento de la alianza por Seto, rey de los odrisos, se retiró Xenofonte a Asia a estar con Agesilao, rey de los lacedemonios; llevóle muchas tropas de Ciro para que militasen en su ejército, se puso todo en su obediencia, y fue su mayor amigo. Con esta