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Monitor, se encuentran, según las épocas, disertaciones acerca de la libertad, del despotismo, de la filosofía, de la religión, donde los departamentos y las buenas ciudades de Francia se esfuerzan por decir las mismas cosas con vocablos diferentes; y asombra de gente tan espiritual como los franceses, se contentara con la gloria de eseribirlas y no sintiera ni una vez el deseo de tener ideas propias; diríase que con la emulación de las palabras tenían bastante. Esos himnos, dictados incluso con las admiraciones que los acompañan, denotaban, sin embargo, la tranquilidad reinante en Francia, y que los escasos agentes de la pérfida Albión estaban presos. Es verdad que un general se divertía en decir que los ingleses habían echado unas balas de algodón de Oriente en las costas de Normandía para propagar la peste en Francia; pero estas invenciones, gravemente bufas, se consideraban tan sólo como adulaciones al Primer Cónsul; y hallándose en poder del Gobierno los jefes de la conspiración y sus secuaces, era de creer que la calma se hallaba restablecida en Francia; pero Bonaparte no había logrado aún su propósito.

CAPITULO XV

Asesinato del duque de Enghien.

Vivía yo en Berlín en un piso bajo del muelle del Spree. Una mañana, a las ocho, me despertaron para decirme que el príncipe Luis Fernando es!