amor. Después de una revolución es tal la violencia del espíritu de partido, que un jefe nuevo puede captarle favoreciendo su venganza mejor que defendiendo sus intereses; cada cual abandona, si es preciso, a quien piensa como él, con tall que se persiga al que piensa de diferente modo.
Se firmó la paz de Luneville; en esta primera paz, Austria sólo perdió la República de Venecia, recibida antes en compensación de Bélgica, y la antigua reina del mar Adriático volvió a pasar de un amo a otro, después de tantos siglos de orgullo y poderío.
CAPITULO VI
El Cuerpo diplomático bajo el Consulado.—Muerte de Pablo I.
Pase tranquilamente el invierno en París. Nunca iba a ver al Primer Cónsul ni me traté en todo este tiempo con el señor de Talleyrand; sabía yo que Bonaparte no me quería bien; pero aún no había llegado su tiranía al punto de desarrollo que después se ha visto. Los extranjeros me trataban con distinción; el Cuerpo diplomático se pasaba la vida en mi casa, y esta atmósfera europea me servía de salvaguardia.
El ministro de Prusia, recientemente llegado a París, creía que aún trataba con republicanos y se complacía en repetir los principios filosóficos Diaz