Página:Diez años de destierro (1919).pdf/244

Esta página no ha sido corregida
242
 

buena sociedad son perfectas en los modales; pero los nobles no tienen instrucción suficiente, ni reina confianza bastante entre personas sometidas al influjo de una Corte y de un Gobierno despóticos, para que puedan conocerse los encantos de la intimidad.

La mayor parte de los grandes señores de Rusia se expresan con tanta gracia y moderación, que, a menudo, podemos forjarnos ilusiones acerca del grado de ingenio y de conocimientos de las personas con quienes hablamos. Los comienzos son casi siempre de hombre o de mujer de mucho ingenio; pero a veces también, a la larga, no se pasa del comienzo. En Rusia no hay costumbre de descubrir en la conversación el fondo del alma; hasta hace poco era tal el temor a los Zares, que aún no se ha habituado la gente a la discreta libertad debida al carácter de Alejandro.

4 Algunos nobles rusos han tratado de brillar en literatura, y han dado pruebas de talento en esa aplicación; pero, como las luces están poco extendidas, no existe una opinión pública formada por las opiniones particulares. El carácter de los rusos es tan apasionado, que las ideas, a poco abstractas que sean, no gustan; sólo les divierten los hechos; aún no han tenido tiempo ni gusto para reducir los hechos a ideas generales. Por otra parte, cualquier pensamiento de alguna significación es siempre más o menos peligroso en una Corte donde todos se observan, y donde, la mayoría de las veces, se envidian.