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de la preparacion de los alimentos; — del modo de hacer y conservar los vinos y el aguardiente; —del azúcar de remolacha y del uso de esta;— de la elaboracion del pan;—del lavado de la ropa;—del modo de conservarla y componerla;—de los principios de higiene relativos á la vida agrícola; — de las diversiones del campo; —de la cultura especial que conviene hacer en cada mes y en cada estacion; y finalmente de las cuentas anuales de cultura y de explotacion.

LA PARTE PRÁCTICA pone por obra los principios que dá la teoria de la agricultura.

Como esta presenta igualmente tres divisiones que comprenden todos los objetos que acabamos de enumerar.

La tercera abraza tambien la cultura de las plantas de que se compone una huerta; las que sirven para tintes como el azafran, la rubia &c. y para las manufacturas como la cardencha; la cultura de los granos farináceos, y las semillas aceitosas; entre las primeras se hallan el trigo, centeno, cebada, avena, arroz, &c.; entre las segundas el lino, cáñamo, colsa, nabina, &c.; comprende en fin, el modo de hacer el vino, aguardiente, sidra, cerveza, y de extraer los aceites de oliva, lino, cáñamo, adormideras y nuez.

No pueden darse preceptos positivos sobre la agricultura práctica, porque debe sujetarse á la naturaleza del clima y del terreno en que se debe practicar. La buena agricultura debe ser especial, es decir propia al suelo que se ha de cultivar. Asi como la buena medicina se aprende á la cabecera del lecho de los enfermos, lo mismo la agricultura útil debe aprenderse en el lugar mismo en que se ha de trabajar; solo de este modo podrá determinarse con acierto la clase de cultura que necesita cada terreno para hacerle producir.

Esta sencilla observacion es suficiente para demostrar que es imposible tener buenos tratados generales de agricultura. Los