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Los elementos indios. Prólogo

pero que los lectores hispano-americanos habrán comprendido que la índole de mi trabajo es mui distinta de la que tienen las publicaciones existentes sobre provincialismos de América. No se trata para mí de indicar que tal palabra sea recomendable, tal otra censurable. No aspiro a que la Real Academia Española tome nota del fruto de mis desvelos para decidirse a aceptar en el Léxico oficial alguna voz que hasta hoi no figura en él.

Miéntras esa corporacion no comience su diccionario con un prólogo en que esponga con claridad segun qué principios admite i escluye voces, no sabria realmente qué provecho podria sacar de mi diccionario [1].

Tampoco escribo para los profesores de castellano que creen encontrar la salvacion de la lengua castellana en América en la correccion de lo que llaman "vicios de lenguaje".

§ 52. Escribo para aquellas personas eruditas que desean

  1. Por esto tambien hago entrar en mi estudio todas las voces de oríjen americano que se usan en Chile, aunque sean igualmente usadas en España i estén en todos los léxicos. Aparecerán algunas voces en que pocos habrán sospechado proveniencia indíjena, como p. ej. tanda. Si una palabra figura o no en el Diccionario de la Academia, no significa nada en absoluto ni con respecto a su uso literario o vulgar, jeneral o limitado, ni aun para saber si es conocida en España.

    Faltan por prurito de decencia en el Diccionario voces mui frecuentes i antiguas como v. gr. aquel reniego tan usado por los españoles que en Chile ha llegado a ser apodo despreciativo para los peninsulares (véase Echeverria, Voces usadas en Chile páj. 159 despues de la palabra coñac): en cambio se rejistran innumerables términos de jermania solo conocidos entre ente de la peor especie, otros tantos provincialismos españoles i americanos de uso limitadísimo i desconocidos fuera de estrechas rejiones, i arcaismos tan raros que no se encuentran en ningun documento, aun de castellano antiguo, de mediana importancia. Sabido es que los Academicos intencionalmente han escluido muchas voces propuestas por miembros correspondientes i que de hecho se emplean continuamente en todos los diarios castellanos del mundo.

    Así como es, el Diccionario de la Academia no es ni un diccionario literario (que deberia escluir todo lo que no se puede usar por escrito) ni un diccionario completo de toda la lengua; es un libro sin principios científicos claros.