convengan en la O, R, y A: Hijo, que viene de Filius, y solo convienen en la J.
30 Sea la segunda regla la que nos dá la misma Voz Filius, y es atender à la configuración de la Voz, que bien examinada, no suele tener mas que una, ù otra letra común; pero en el todo de ella se halla tal relación con la matríz, que ninguno puede dudar de su filiación, siendo uno mismo el significado: esto se vé en muchas Voces. Sean exemplo Hijo de Filius, Páxaro de Paser, Apremiar de Premere, y assi otros muchos.
31 La tercéra regla es leer y examinar los libros antíguos, y en ellos reconocer las Voces, porque muchas al princípio salieron mui semejantes à la matríz, y luego se han ido variando; y aunque su configuración denóta la raíz, se hace mas patente sabiendo la primer Voz de donde se corrompió, ò se pulió la que ahóra se usa. Sea exemplo la Voz Conséjo, que en lo antíguo del Consilium Latino se uso mui freqüente Conseillo: de Fugere decimos oy Huir, suavizando el antíguo Fugir, que usa siempre el Fuero Juzgo, y la Chrónica general, y assi otros muchos.
32 Sea la quarta regla que debe el Etymológico observar el no atender à las terminaciones de las Voces, porque estas son propriedád específica de cada Léngua: y está tan lejos de que ellas puedan dirigir à la raíz, que para inferirla se deben separar, como que ciertamente son adiciones, con las quales convirtió en próprias palabras la Léngua viva, las Voces de otras Lénguas. El exemplo está claro en los advérbios de modo, los quales en nuestro Idióma se acaban en mente: como Claramente, cuya terminación separada, queda el advérbio Latino Clare con poca, ò ninguna mudanza, y no puede haver duda de la raíz con sola esta breve reflexión en semejantes advérbios, Confusamente, Blandamente, Delicadamente, Dulcemente, y otros infinitos. Y esto mismo sucederá en muchos Nombres, como los substantivos acabados en anza, Labranza de Labor. Y en los acabados en is Latino, que en nuestro Idióma se termínan en la L, quitando el is: como Filial de Filialis, Pueril de Puerilis: y es cierto que si se recorrieran todas las terminaciones Latinas, y Españolas, se pudieran dár unas reglas mui generales para este conocimiento; pero aqui se omíten, porque estas terminaciones son próprio objéto de la Gramática, y al Etymológico le basta saber que debe separar la terminación, para descubrir mejor la raíz.
33 La quinta regla debe ser el conocimiento de que como las Lénguas vivas se nutren, convierten em própria substáncia su misma substáncia, engendrando nuevas Voces de sus mismas Voces. Esto se vé claro en los Nombres substantivos acabados en ento: como Conocimiento de Conocer, Entendimiento de Entender, Ardimiento de Arder, y al contrário algunos Verbos que nacen de Nombres: como Alumbrar de Lumbre, Apestar de Peste, Apesgar de Pesga.
34 La sexta regla para los Nombres que vienen del Latin, es atender al plurál Españól, y al acusativo del plurál Latino. Son muchissimos los que convienen en un todo: como Aras, Ricas, Luces, Vivas, Límites, Divinos, No-