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ficado, puliendo unas Voces, suavizando otras, vá transformando insensiblemente yá las letras, yá la significación.

20 Estas transformaciones son naturales, y aun precísas en nuestra Léngua, por ser viva. Es bien sabido de todos que las Lénguas se divíden en muertas, y vivas. Léngua muerta se llama la que como la Latina, Hebréa, y antígua Griega, son immutables, porque no hablandose, ni isandose comunmente, permanécen en su immutable sér, sin que el que las usa tenga libertad de inventar, ò mudar, no solo Voz, pero ni aun caso, ò tiempo, sin el riesgo de incurrir en la vergonzosa nota de cometer barbarismo, ò solecismo, por salir de aquellos rigurosos preceptos en que las tiene, ò aprisionadas, ù defendidas la exacta observación de los Gramáticos. La Léngua viva es aquella que se nutre aumentandose con nuevas Voces, suavizando, ò perficionando las que possee, se purga olvidando algunas menos expressívas, y limpiando algunas durézas y barbaridades, con que como de corta edad obligaba à que fuessen balbucientes à los que las usaban: y ultimamente tiene tambien su vejéz en que cadúca, perdiendo su esplendór: propriedades todas, que serlo de los vivientes le conceden con expressión mui própria el atribúto de vivas.

21 Esto mismo tuvo la Léngua Latina: nació en el tiempo de Jano, y Saturno, y en este escribieron aquellos versos los Sacerdotes de Marte, llamados Salios, que se conservan por veneración de una antigüedád, que demuestra la inculta niñéz de una Léngua. Creció esta en el Latio, de donde tomó el nombre Latina, y yá dexaba oirse sin asperéza, y en ella se escribieron las doce tablas de las Leyes. Perficionóse entre los Romános en su florida amenidád, en que la cultivaron Cicerón, Pláuto, Virgílio, y los otros, que el dia de oy son nuestros Maestros, y cuyos libros y escritos son textos que hacen Ley entre los Gramáticos; pero fenecido el Império de los Romános, con él cayó tambien la Léngua, degenerando entre aquella media latinidád, que yá se mira como corrompida entre barbarismos, y à cuyas Voces temen los Gramáticos presentes, como que no son dignas de introducirse entre la Léngua muerta, y que por menos puras y castízas solo las reciben quando por falta de Voces entre los Romános les obliga la necessidád.

22 Las tres mismas edades ha tenido nuestra Léngua, que hasta ahóra, aunque mui antígua, no ha padecido debilidád alguna en su ancianidád. Nació entre aquella antígua Léngua que hablaban los Españoles quando vinieron los Romanos. Aquellos nacionales es de creer que usaron en aquellos princípios un lenguage tan dificil de entender, que solo podían lograr esta fortúna à la precisión de una necessidád, porque sin duda mezclarían un Idióma con otro, y harían un mixto, que ni fuesse Español, ni Latino: propriedad que en todos los que aprenden nueva Léngua es por naturaleza casi precísa. No olvidaron su dialecto, y conservaron las