cuidados.) Princésa en quien desde luego admirámos, con las perfecciones de la exterior disposición, y gentileza, unas virtudes sólidas, acompañadas de un agrado magestuoso, de un juício superior, de una suma discreción, y con la felicidád de haver fecundado el Real Thálamo de su amante esposo con unas prendas hermosissimas. V.M. por espácio de veinte y tres años ha sabido lo que es Reynar, y ha recibido los leales cultos, que tan de veras, y con tan extremado amór le hemos prestado sus vassallos: de que son (à su pesar) buenos testigos los enemigos de V.M. pues en las dos ocasiones que tuvieron osadia para penetrar el centro de estos Réinos, volvieron llenos de escarmiento, quebrantados y vencidos. Con que se evidéncia (aunque brevemente) que unos y otros términos son mui distintos de los en que V.M. se hallaba: y sale por legítima conseqüéncia, que la resolución que V.M. ha tomado, está toda llena de Dios, y que su Divína misericórdia ha dictado à V.M. este generoso, y no usado desaproprio, para premiár sus virtudes, y que de dia en dia vaya athesorando nuevos méritos para que le veneremos Santo: para que falten à la fama plumas y clarínes con qué elogiar, y publicar acción tan heroica, y magnánima.
Esto deséa la Académia, y endereza sus votos à que Dios cancéda à V.M. una dilatada vida en compañia de la Réina nuestra Señora, para que, desde su elegido Retiro, vean coronada toda su Real posteridád, y que dá leyes al mundo.
26 Acordóse immediatamente no perder un punto de tiempo en la execución; pero aqui enseñó la expediencia aquella maxima tan fabida,, que facilita mucho la idéa lo que dificulta la práctica: pues al registrar los papéles, para ponerlos en límpio, y entregarlos al Impressór, se halló, que siendo mui facil desde la E en adelante; en las primeras quatro letras era impracticable, porque compuestas con todos, y algunas de sus combinaciones trabajadas por aquellos, que haviendo empezado con fervór, no havían proseguido con el mismo, no estaban en aquel ordenado méthodo que se deseaba. Además, que como ninguno (aun el mas aplicado) tenía à los princípios impressa en la imaginación la regla que havía de observar, y estos papéles fueron los primeros que se compusieron, se encontraron tan dewsiguales como los pulsos, ò génios de cada indivíduo: pues unos estaban demasiadamente concísos; otros con pesadéz difúsos; en algunos desabría la multitud de autoridades, y en otros ni una se hallaba: las correspondencias Latinas las tenían pocos, y las etymologías estaban olvidadas en muchos. Con que juntos estos papéles con otros sueltos de autoridades, que se encontraron, se reconocía en estas quatro letras un thesóro de autoridades; pero sin bastante disposición que les diese forma. A este inconveniente (que era el mayor, por ser estas quatro letras las primeras que se havían de imprimir, y las que havían de manifestar como índice el resto de la obra, y por dónde el público podría hacer juício del trabájo de la Académia en once años) se procuró ocurrir,