dado de su institución: sirviéndose tambien de mandar, que fenecida esta utilissima obra, se aplique la misma cantidád à su dotación.
Negar, Señor, el beneficio, callarle, no agradecerle, ù olvidarle, son quatro espécies de ingratitúd, en que suelen tropezar los hombres: y estíma Séneca la última por la mas culpable: fundándose aquel gran juício, en que el olvído desvanece totalmente la esperanza de que pueda tener lugar el agradecimiento.
Mui agéna está la Académia de incurrir en ninguna de estas abominaciones, porque confiessa, y publíca imponderables los beneficios, grácias, honras y mercedes que ha recibido de V.M.
Manteníase la Académia aplicada (como oy lo está) à la incessante taréa de la formación del Diccionario; pero como no salía à luz la obra, y la vivéza de los génios Españoles sea tan extremada, no faltaron algunos que mirassen con impaciencia esta inculpable detención: passando à vaticinar (sin otro fundamento que el de esta involuntária tardanza) que toda su aplicación, sería tan despreciable, como inutil. La innata piedád de V.M. ha ocurrido à preservarla de este melancñolico luício: pues dispensandola medios para dár al público el Diciconario, acreditará (quanto lo permitan sus fuerzas) los aridentes deseos con que ha solicitado proporcionarse, à no desmerecer el Patrocínio que V.M. desde su fundación (felíz por este inestimable honór) fué servido concederla: y manifestará ser deliciosa, y util la fatíga, que ha empleado su desvélo, en hacer patente à próprios y extraños, que el Idióma Castellano se halla adornado, y enriquecido tanto, de Nombres, Verbos, Advérbios, Phrases, Translaciones y conceptos, que no necessíta del socorro de otro alguno para la mas elevada perfección de su elegáncia: pues possee, con abundáncia maravillosa, todo lo que ha menester, para constituirse en la esphéra de la mas pura eloqüéncia.
Nunca pudiera la Académia satisfacer à estas voces críticas (por mas que lo deseasse) ni fuera durable su unión, expuesta à los desdénes de la fortúna, si V.M. (glorioso imitadór en todo de su invictissimo Avuelo Luis XIV. à todas luces grande) no la diera el nuevo sér, que oy la concéde, sin reparar magnánimo, en que su permanéncia corra à cuenta de su Real Erário: en cuyo soberano favor afianza, con su mas lustroso desempeño, competir duraciones con el tiempo.
Comprehende bien la Académia, que al excesso con que v.M. se sirve honrarla, no es capáz de corresponder; pero su rendido reconocimiento se esfuerza, en el modo possible, à dár las mas respetosas señas de su gratitúd: sacrificando gustosissima, en las Aras de la Real Soberanía de V.M. víctimas sus corazones, abrasados en las purissimas llamas de su mas acrisolada lealtád: ofrenda que siempre ha sido bien recibida de los Reyes Christianissimos, y Catholicos, por la parte que tienen de Deidád: y que de V.M. será mejor admitida, porque siendo tan Catholico, y Christianissimo como todos, le hemos experimentado sus dichosos Vassallos tan suave, tan benigno, y tan amoroso como ninguno. Siempre estarán presentes en la Académia los beneficios que V.M. la ha dispensado, gra-