Quando esta misma Voz tuviere diferentes significaciones, ò phrases, se ha de repetir otras tantas veces, emepzando por ella en Artículos aparte, y ponerle una Cruz, que sirva de señál de averse de imprimir con Versalillas.
Los Provérbios, ò Refránes, y los otros modos proverbiales, bastará que tengan rayada por debaxo la Voz Dominante, que signifique averse de imprimir de cursiva: y el mismo estílo se debe guardar en los Textos de prosa, que se citáren de Autóres, poniendo al fin del Texto en abreviatúra el Nombre del Autór con Versalillas.
Si fuere de Versos el Texto, se podrá rayar por debaxo todo él, menos la voz Dominante, para que quede mas distinguida.
El estílo del Diccionario debe ser conciso, y sin divertirse à erudiciones, que no sirvan de adorno à la Léngua, ni à citas supérfluas de Léngua estraña.
Quando una Voz se pone en su lugar Alphabético, segun su escritura, y por tocar à otra parte, se hubiere de remitir à ella, será siempre con la palabra Vease.
Toda la Obra del Diccionario, repartida entre los singuláres Académicos, debe traherse manuscrita à la Académia à media margen, para que se pueda añadir en su lugar lo que despues ocurriere.
11 De todos los puntos que se controvirtieron, en el que se convino con mayor constancia fué en confirmar quantas voces se pudiesse, con autoridades de los mejóres Autóres, si nembargo de la gran dificultad que esta resolución incluía: porque hallar en un libro una voz es fortúna que ofrece el acáso, y muchas veces no consigue el mas aplicado estúdio: y para vencerla en el modo possible, se encargaron los Académicos de examinar vários Autores clásicos, sacando de ellos las autoridades mas dignas de repáro, no solo de las voces que les podía tocar por razón de la combinación que estaba à su cargo, sino es tambien de todas las demás: las quales entregadas en la Secretaría, y repartidas despues entre los Académicos (segun la combinación que cada uno trabajaba) serviría de mucha utilidád para afianzar la idea: y ha havido Académicos de tanta aplicación en este escabroso estúdio, que han entregado à milláres las autoridades de Autóres clásicos, y todas útiles para este adorno. Aun con toda esta providéncia obliga la necesidád à que una, ù otra vez falten autoridades para algunas voces: singularmente para aquellas, cuya vulgaridád las excluye de escritos serios, y no ha logrado el cuidado encontrarlas en los de assunto jocóso; sin que por esto sea culpable la Académia, que se reconoce obligada à todo lo que es estúdio; pero no à lo que en tanta parte pende de la contingéncia.
12 El poner estas autoridades pareció necessário, porque deseando limpiar, purificar, y fijar la léngua, es obligación precisa que la Académia califique la voz, y manifieste los méritos de su juício: pues con este méthodo muestra la moderación con que procéde, y desvanece las inven-