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de que se lo acordase la real cédula se le confirió con el dictado de «muy noble y leal ciudad de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro» que el mismo cabildo habia propuesto en 1795, añadiéndosele después por decreto de 3 de mayo de 1839 el de «muy benemérita y esclarecida» en mérito del patriotismo que había desplegado durante la guerra de Chile con la Confederación Perú-boliviana. En los años siguientes hasta 1820 no adelantó mucho. Al abandonarla los españoles, después de su derrota en Chacabuco, 1817, éstos le prendieron fuego y desmantelaron los fuertes. Por ese tiempo no pasaba su población de 6,000 almas, casi toda en la sección del Puerto, pues en la del Almendral apenas había una que otra casa humilde y algunos huertos. Mas, franqueado con la independencia su puerto al comercio extranjero, y después del terremoto del 19 de noviembre de 1822, que la redujo casi á escombros, la ciudad comenzó á tomar un marcado incremento en su caserío y riqueza, y muy especialmente entró en la vía de un pueblo civilizado y próspero desde 1832 en que tomó su gobierno el ilustre Don Diego Portales, cuyo genio reformador y patriótico le imprimió nueva vida y nacionalidad republicana, y le creó seguridad para las personas y la propiedad é interés por las mejoras intelectuales y materiales. La ley de 27 de octubre de 1842 la erigió en capital de la provincia de su mismo nombre. En medio de su progreso ha sufrido también esta ciudad serios desastres, como los del incendio de 15 de marzo de 1843, que destruyó en la sección del Puerto casas y almacenes por un valor de $ 700,000, el de 13 de noviembre de 1858, que consumió en la plaza del Orden cerca de ocho hectáreas de la población con una pérdida de más de $ 4.000,000 y de otros menores; aunque mediante estos estragos se ha logrado ensanchar y rectificar calles estrechas y tortuosas y la construcción de elegantes edificios. Merece mencionarse asimismo, en este orden, la inundación producida por una vasta masa de agua, aumentada por un recio aguacero, la cual desde el extenso estanque en que se recogía en el seno superior de una quebrada de los cerros hacia el S. de la plaza de la Victoria y habiendo roto el dique que la contenía, se precipitó desapoderadamente el 11 de agosto de 1888 sobre la ciudad, muchos metros más abajo, y causó en ella la ruina de un gran número de casas y considerable pérdida de vidas. En igual orden de perjuicios se halla el bombardeo del 31 de marzo de 1866 durante la última guerra de los españoles con Chile, dirigiéndole éstos, á mansalva pues entonces estaba indefensa, cerca de 3,000 bombas incendiarias y otros proyectiles que causaron la destrucción de unos $ 10.000,000 en edificios públicos y particulares y efectos neutrales y privados.[1] En consecuencia de este hecho, defienden hoy la ciudad y

  1. En la bahía se suicidó el jefe anterior de la escuadra española almirante Pareja el 29 de noviembre de 1865 al saber la toma de la «Covadonga» en Papudo. En la parte nordeste de la misma bahía se verificó el combate de la «Essex». Véase Punta Gruesa.