Página:Diario Comedianta Francesa Bajo Terror Bolchevista.djvu/51

Esta página no ha sido corregida

DIARIO DE UNA COMEDIANTA 53

das franceses que se encuentren en semejante situación.

Es preciso tener el amor del oficio muy bien anclado en el alma, para ir hasta el final de la tarea. En verdad, nunca estuve tan envanecida como hoy de ser comedianta.

Por parecer muy bueno mi carruaje, el Go- bierno lo recogió—eso era fatal—, y no tuve más medio que el tranvía.

Al comenzar el trayecto, parece todo tranqui- lo; pero al llegar al puente de Cirque, brusca mente oigo tronar la fusilería. Todos los pasaje- ros quieren bajar para buscar un refugio. Todos gritan. Un oficial italiano me aconseja que me acueste en el piso, y como viera mi vacilación, me arroja al suelo con autoridad. Los demás si- guen este ejemplo...

El momento es trágico. No sabemos qué hacer.

--¡Deteneos!—gimen unos.

—¡Marchad!—aullan otros.

El fuego parece que está dirigido contra nos- otros. Las balas pasan por encima de nuestras cabezas.

El conductor lanza el tranvía a toda velocidad, y cruzamos como un bólido en medio de los tiros.

Los vidrios se rompen y nos cubren de astillas.

Una señora que está a mi lado, viene ensan- grentada; pero no grita ni se queja.