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Una vez en el poder, fueron, acto continuo, violentos; pero en lugar de haber ejercitado la violencia contra los partidos burgueses, se vol- tearon rabiosamente contra los socialistas que no estaban de acuerdo con ellos. Lenine y Trotsky, que parecen ser las cabezas del bolcheviquismo, dos cabezas de aspecto diferente, la una con ac- titudes de apóstol y la otra como un jefe impla- cable, tienen el dolor de haber sido encarcela- dos a raíz de su tentativa en Julio.
Siguen las batallas en las calles, en ciertas ca- lles principalmente; pero me dicen que la lucha no tiene el carácter trágico que tenía a principios de Marzo, cuando salí de Petrogrado al hundirse el imperialismo.
Entonces era la desaparición de un régimen; era una evolución en la vida de este desdichado pueblo.
Hoy son los políticos llegados al poder quie- nes sólo se ocupan en combatirse unos a otros y en hacer negocios; lo que pasa a este respecto está lejos de ser limpio. Lenin se ocupa en hacer cara de apóstol. Acaparan y amasan fortunas. El ideal no se sostiene ante el egoísmo.
Pero para los extranjeros, para los franceses sobre todo, la vida no es imposible si se cuenta con dinero. Parece también que, por contraste con los otros aliados, muy mal vistos por los bolcheviques, los franceses les encuentran casi
