DIARIO DE UNA COMEDIANTA 187
pio de la gran guerra se batieron heroicamente, son los que invadieron Prusia y franquearon los Cárpatos.
Conducidos en otra forma, podrían mañana realizar grandes obras.
Hoy sólo han rodado al bajo fondo del bol- cheviquismo, que no se resuelve en nada prác- tico y que sólo tiene la apariencia de una orga- nización, a cuya cabeza están muchos saquea- dores.
¡Pobre Rusia!
Ahora que voy a partir, el cielo y con él todo está triste en Petrogrado.
En la ciudad me siento extranjera, a pesar de ser francesa. Me parece que ya no se ve el cari- fio por Francia que tanto se proclamaba.
Aqui y allá, sobre los edificios, una bandera flamea mostrando sus tres colores desteñidos por la lluvia...
Hacen la ilusión de nuestros tres colores.
Pero no tengamos esta ilusión: son los colo- res alemanes.
Bajo mis ventanas, a las que me asomo quizás por la última vez, pasan en un estado lastimoso los prisioneros austriacos, a quienes se ha liber- tado.
Estos serán preciosos reclutas para el bolche- viquismo, salteadores necesarios que se dejarán guiar por el cebo-de algunos rublos que Lenin