DIARIO DE UNA COMEDIANTA 131
cos, sino entre razas que resucitan y que desean volver a tener su autonomia. Finlandia nunca ha manifestado sentimientos cordiales hacia Rusia, que la conquistó y la oprimió.
A 14 de Mayo.
Y mis gestiones continúan... Se me hace ir de oficina en oficina, de firma en firma, de interro- gatorio en interrogatorio.
—¿Cuántos criados tiene usted? ¿Cómo está organizada su vida privada?
Estas inquisiciones son ya odiosas,
¡Si a pesar de todo llegara a recibir mi dinero!
Pero ahora está más que nunca bajo la auto- ridad bolcheviquista.
¿Hasta cuándo?
Volví a la residencia del Banco Central y pasé las de Caín para que me recibiera el comisario Tumanoff, de quien depende mi suerte.
Pero creo que él procura evitar la entrevista. Tal vez tema dejarse conmover. No puedo con- seguir hablar con él. Acaba de venir un secreta- rio a decirme de su parte que todavía necesito el visto bueno del Soviet del Municipio de Pe- trogrado, que se halla en Smolny.
En el fondo, no me desagrada ir a conocer la casa de los bolcheviques, tan célebre hoy. Alli es donde se han tramado los decretos más terribles.
Este no es sino un antiguo instituto de seño-
