DIARIO DE UNA COMEDIANTA 123
que me desorienta, porque la religión ocupó en este país un lugar muy importante,
Evidentemente, hay a este respecto cambios profundos. El culto ha sido aligerado de todo lo que podia recordar la autoridad religiosa del em- perador. Los popes fueron los primeros en su- primir esas ceremonias.
Pero seria un error creer que las iglesias están vacías, Ciertamente que los hombres casi no acu- den a ellas, por lo menos los que se hallan en la plenitud de la edad.
En cambio, creo que las mujeres, las ancianas y los niños van allí más que antes, porque en ese recinto encuentran un refugio a su miseria.
En resumen, no ha habido ninguna manifesta- ción violenta. Sólo hay curiosidad.
La muchedumbre se ha concentrado princi- palmente en Fourchtatskaia, delante del núme- ro 38, donde se hallan colgados, en un balcón del tereer piso, enormes retratos de Karl Marx, de Lenin y de Trotsky, sobre un fondo de tapi- cerías rojas.
No se hacía más en otra época por la familia imperial.
A 9 de Mayo.
Acabo de tener una opresión de corazón su- mamente dolorosa, la más dolorosa de cuantas he sentido en estos días tan lúgubres.
