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improvisados, cuyo lujo desenfrenado es insul- tante.
Parece que—mientras el pan comienza a esca- sear y el pueblo bajo sufre una cruel miseria, desde que tantos hombres partieron para la gue- rra—muchos grandes personajes han hecho for- tunas escandalosas, especulando con esas mi- serias.
Se hace negocio con todo, con los abasteci- mientos de víveres, con el armamento y con los efectos militares. Como en la mayoría de los ca- sos los especuladores son altos dignatarios O personas muy protegidas, la justicia no quiere tomar cartas en el asunto.
¡Dios mio! ¡La justicia en Rusia!... ¡Qué irrisión!...
A 25 de Febrero.
Las manifestaciones continúan en las calles, en ciertas calles, por lo menos. Incesantemente estoy obligada a dar rodeos para poder circular.
Sin embargo, se trabaja. Primera función so- lemne con las invitaciones de rigor. Pero los grandes duques no están en su palco, el cual permanece vacío durante la representación.
El público, no obstante lo que pasa, se pre- senta con la elegancia de las noches de gala. Hay joyas en profusión y trajes suntuosos. El teatro está lleno. Los embajadores ocupan sus sitios; se
