Página:Desde Jupiter.pdf/84

Esta página ha sido corregida
— 84 —
una luz

un pavor que crecia con la claridad de mis recuerdo, que cuando me separé de Ismael i su comitiva el Sol estaba mas de 45° sobre el horizonte, miéntras que al abrir los ojos hasta el momento presente, estaba apénas suspendido algunos grados.

Era para mí evidente, despues de esta observacion, que ni en Babilonia me hallaba.

Esto conviccion acabó por anonadarme.

¿Dónde estaba? No lo sabia.

Al gunos instantes habian bastado para llevarme, Dios sabe dónde.

Indudablemente mis facultades eran mui peligrosas para, un ignorante como yo. Si en un principio me miré con recelo, en esta vez pensé en mí con miedo.

Este estado del alma es mui amargo, porque uno no se atreve a querer ni a rechazar nada, de miedo que resulte algo que uno no ha previsto.

Así, suspenso, dudando de todo, desconfiando de todo, con miedo de toda consecuencia, permanecí con los ojos fijos en el rastro que el Sol había dejado hundiéndose en el lejano horizonte. Pasaron de este modo estúpido i cruel algunos momentos, pareciéndome un tiempo mui largo, cuando, como el alba anuncia un bello dia, una idea consoladora se inició en mi mente.

Si el Sol estaba ann en alto cuando penetré en el palacio de Nemrod, i despues de mi chapetonada de cerrar mis ojos lo ví bajo, era evidente que yo habia marchado de poniente a oriente. Seguir al