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nuevos percances

desconfianza, como si hubiesen dicho demasiado en mi presencia, i se manifestaron algo inquietos.

Uno dijo al otro:

—Pero yo no he sentido nada....

—Entónces no hai cuidado, repuso el que habia guardado silencio desde el principio i que solo habia hablado al último para dar a la conversacion este nuevo jiro.

—Pues mi amigo, dijo el otro dirijiéndose a mí con cierto aire resuelto, todo al fin debe saberse; usted no debe dudar de esta verdad, pero, todo conocimiento necesita de una preparacion especial. Creo, pues, que Ud. será bastante bondadoso para escusarnos entrar en esplicaciones en ciertos puntos.

Esta franqueza i esta reserva, me parecieron simplemente una necia impertinencia. Así que, a pesar de la falta que me hacian con la asistencia prometida, creí impropio seguir hablando con tales individuos, i sin mas les dije:

—Ya que Uds. usan de maneras tan descomedidas con el que ocurre en busca de noticias, yo nada tengo que hacer aquí.

Diciendo así, con dignidad i decoro, les hice una cortesía i me dirijí resueltamente a Babilonia alentado con la posesion de mis nuevas facultades.

Pero,asl oir mis palabras i al ver mi resolucion, ámbos jóvenes se miraron, se encojieron de hombros, i el de las primeras reticencias dijo al otro:

—Este es de la Tierra, o de Vénus...