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inconvenientes...

Al oir a Ismael señalar la morada de Nemrod, precipitéme en ella con toda la fuerza de mi mas decidida voluntad. Hice esto, pensando en las habitaciones particulares de Eva, que supuse no sé por qué, debían hallarse mui al interior del edificio. Así fué, que sin medir mis facultades impulsivas, i solo fijando mi direccion a la puerta de entrada, de par en par como estaba, me encontré, sin saberlo, en las habitaciones interiores, en medio de un salon cuadrado, con todas sus puertas herméticamente cerradas. Al hacer esta observacion, no pude ménos de quedarme parado, sin darme cuenta de lo que me pasaba, pues tenia conciencia de habr- penetrado al traves de las murallas en línea recta desde la calle. Un movimiento de sorpresa involuntario se me escapó; i despues de persuadirme de la realidad de las cosas, i no encontrando a Eva en aquel sitio, quise hacer otra esperiencia de la nueva facultad que acababa de descubrir en mí. Hice un esfuerzo de voluntad de penetrar al traves del primer muro que tenia en frente, cerré los ojos como para sobrellevar un choque, i me encontré, en efecto, al otro lado, sin haber sentido ningun jénero de resistencia. Pero, si en la primera vez, yo habia impulsado mi persona hácia al centro del edificio que tenia enfrente i lo habia, en efecto, conseguido, en ésta, no me indiqué a mí mismo otro propósito, que el de atravesar en línea recta, reservándome detener mi impulso cuando me pareciese haber