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hechas con un primor estraordinario i con una delicadeza increible en los detalles.

Al pasar al lado de un anciano colocado sobre una columna, los compañeros de Ismael se detuvieron un instante, porque éste dijo en alta voz:

—Un recuerdo, amigos mios para mi viejo abuelo. Bien merecido tiene esta muestra de distincion de parte de Babilonia, a la que dedicó su larga i laboriosa existencia. Cada uno de nosotros conserva en en su morada, en el salon de los recuerdos, un facsímil de sus abuelos i deudos amados, obtenido, ya sea por precipitacion galvánica directa como éste, o indirecta como aquél, i mostraba un bajo relieve de admirable perfeccion que habia en otro lado. A mi abuelo, por razon de su tranquila muerte, fué posible someterlo no solo a la obtencion del facsímil, sino que de órden del cuerpo sábio agradecido, se le cubrió de platino como veis, guardando exactamente su apariencia, de modo que se halla realmente bajo una capa galvánica, espesa, imperecedera de metal.

—Con mi hermano, no fué posible obtener este resultado, prosiguió suspirando i continuando el camino, pues solo pudimos conservar un facsímil indirecto por una fotografía.

—Honor, dijo otro, al gran Jacob, inventor de la precipitacion indefinida de todos los metales. Pronto hará ya 9300 años que dejó de animar un cuerpo material.

—Si, dijo otro, sin él, Júpiter no podria conocer