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no me entiendo

Sin embargo su presencia sujirióme una multitud de ideas estrañas que me impresionaron profundamente. Hasta ese momento yo no habia reflexionado ni un instante acerca de mí mismo. En posesion completa de mi personalismo, no me estrañaba de nada, pues me acomode sin dificultad a mi condicion de invisible, sin darme ni pedirme cuenta del fenómeno. Pero, la presencia de mi nuevo aparecido igual condicion que la mia, despertó en mí una multitud de reflexiones alarmantes. Quise recordar mi pasado; mi conciencia me aseguraba tenerlo, pero me fué imposible: solo un vago recuerdo semejante al de nuestros primeros tiempos de existencia vino a mi memoria. Unicamente era claro para mí el momento en que habia como recordado de un sueño profundo en medio de la campiña, de la cual divisé la ciudad donde a la sazon me hallaba, i cuyo nombre de Babilonia acababa de oir momentos ántes. En realidad, pues, yo no tenia pasado, i sin embargo, habia visto muchas cosas que me parecia conocer de antemano. Todo esto púsome en un estado moral difícil de comprender para el que ha palpado situacion análoga. Pero otra observacion vino a poner el colmo a la confusion ya mui marcada de mi espíritu; yo veia con igual aspecto de materialidad i tanjibilidad a mi aparecido como a Eva i Ada, sin embargo que en ese momento una de ellas penetró en él sin advertirlo, como me habia sucedido a mi mismo anteriormente cuando mira-