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que martirio
VI.
QUE MARTIRIO

E

va habia vuelto con su graciosa compañera a fijar su atencion en los objetos colocados en las paredes. Pero, como éstas erna de altura estraordinaria, se habia tenido cuidado de rodearlas de seis filas superpuestas de espaciosos balcones, cuyas subidas se encontraban en los dos ángulos opuestos a la pared de las impresiones. Estos balcones o galerías, tenian una baranda a la altura de un metro, hecha del mismo metal de que hemos dicho en un principio era la reja de entrada, es decir, de algo semejante al aluminio. Así, pues, mis dos amigas, deseando ver los objetos de la primera galería, subian a ella con una estraordinaria facilidad, valiéndose de un sencillísimo mecanismo, cuya esplicacion me dí fácilmente entónces, pero que hoi no puedo descifrar. Lo que únicamente me es dado recordar con claridad, es que entraban al recinto comprendido por una pequeña red circular, i tocaban con la punta del pié una especie de resorte que habia en el centro. Sin mas, ví elevarse suavemente el piso rodeado por la reja,