se tocó de nuevo el pito i una descarga eléctrica al traves de los alambres hizo en ellas el mismo efecto que si el fotógrafo mismo las destapase. Pasaron algunos segundos, el pito sonó de nuevo i todas las planchas sensibilizadas se cubrieron por sí solas, descendiendo en seguida a la altura de la mano de donde las recojieron rapidamente los astrónomos.
Una nueva señal i todos los alambres desaparecieron.
Algunos momentos mas i uno de los sabios se llegó al microscopio colosal, hizo jirar la manivela de marfil, tocó un resorte i el instrumento despues de haber bajado convenientemente, jiró sobre su eje. El sabio cambió el negativo por uno de los que acababan de obtenerse, i dijo a los demas:
—Examinaremos primero los detalles de esta pequeña rejion i despues haremos igual cosa con el resto del continente.
Diciendo así, subió rápidamente el instrumento despues de tomar la posicion vertical i apareció en la pared la plaza principal de mi ciudad natal de un tamaño, por supuesto, menor que el