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el tiempo

de lleno a la admiracion que me causaban las cosas nuevas que se me iban presentando. Por esta razon dí una mirada jeneral al salon, procurando mantener mi serenidad en cuanto me era posible. El aspecto jeneral me impuso, pues me pareció comprender algo de respetable i sério en el destino del lugar en que me hallaba: me habria parecido un templo, si hubiera tenido recuerdo de lo que era un templo.

Era aquello una inmensa construccion compuesta de hermosas i esbeltas arquerías que se cruzaban en ángulo recto unas con otras, formando departamentos con cúpulas centrales, bajo las que habia multitud de grupos atareados i llenando al parecer ocupaciones diversas.

—El tiempo avanza, me dijo Ella con cierta precipitacion, i es indispensable concluir luego; por eso no nos detengamos mucho aquí. Esta es una escuela donde se aprende a conocer la palabra divina, es decir, donde se aprenden las leyes naturales: este es pues un verdadero templo, donde se adora constantemente al Padre Universal, por eso es que su solo aspecto os ha impuesto respeto. Aquí se aprende el código de la naturaleza.

Al decir estas palabras, habia dejado de ser la criatura amable i seductora, el ser enloquecedor de poco ántes, para convertirse en el grande i sublime sacerdote embellecido sin fin por su hermosura natural.

Yo no supe articular un pensamiento.