Página:Dellepiane Dos patricias ilustres.djvu/278

Esta página no ha sido corregida
— 261 —

— 261 —

mientos de familia, probados, más que con palabras, por medio de actos o tácitas mani- festaciones de voluntad, como las llaman los juristas. Quien había sonreído ante los inge- nuos piropos conyugales de aquel poeta co- lombiano, editado por Santiago Estrada, que continuaba siendo « todavía un buen novio aun después de haber sido marido », mal po- día hacerse reo de la misma falta que eritica- ba. Nadie, en cambio, tan rendido como él con su esposa, que era una verdadera reina en su hogar, según testimonio unánime y público. Pero existe aún otro medio indirecto de patentizar esta affectio maritalis. El doctor Avellaneda ha hecho gala en sus escritos de una gran admiración y adoración por la mu- jer, desarrollada, a todas luces, si no nacida en él, mediante el trato íntimo con su mujer. El ilustre escritor nos ha descubierto así más de una vez todo el tesoro afectivo que guar- daba a su esposa en lo profundo de su alma,

volcándolo, ya en algún desahogo literario, ya