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VII

Error no pequeño habría sido retratar a la señora de Avellaneda como figura central del cuadro brillante y rumoroso que ofrecían es- tos recibos semanales en Ja época de su más grande apogeo. Para perfilar esa austera fi- gura de matrona argentina en su ambiente natural y propio, en el que armobizaba con las altas cualidades de su espíritu selecto, con su elevación moral, con su afabilidad y mo- destia sin afectación, con su inteligencia y dulzura proverbiales, es menester mostrarla

en más severo escenario y en sus ocupaciones

presidente y los ministros guardan una absoluta y pru- dente reserva sobre el objeto de la misteriosa reunión. ¿Estará de por medio la política interna, que empieza a embravecerse de nuevo, o la escabrosa cuestión interna- cional que tenemos pendiente ? Trataremos de averiguarlo por nuestros propios elementos de información. » (MANUEL M. ZorriLLa, Recuerdos de un secretario, TI, pág. 9 y sigs.). 16