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Hecha esta distinción, cúmplenos agregar que esos tres centros distintos de actividad no interesan, a nuestro estudio, en igual medida. Poco pierde éste con suprimir en él la pintura del despacho-biblioteca, no obs- tante las protestas de nuestra curiosidad, vivamente picada por asomarse al taller o la- boratoriv del presidente para darse la satis- facción de sorprender y observar, en pleno trabajo de alumbramiento o de ejecución, tanta grande obra pública duradera, tanta concepción política de alto vuelo como se planearon y realizaron por el laborioso esta- dista. Pasemos, por lo tanto, a las salas de recepción, abiertas, todos los lunes, a los ami- gos y relaciones (1).
(1) En la novela de Groussac titulada Fruto tedado. que es también un poco la novela del autor por su pequeño contenido autobiográfico, se ensaya la descripción de un recibo en casa de Avellaneda. La pluma todavía poco se- gnra del que había de llegar a ser más tarde un magis- tral escritor, presenta el despacho de Avellaneda conver-
tido esa noche en una especie de comité electoral, doude se iucuba la candidatura a la presidencia de la república
