acción histórica de la mujer, no por ser latente o larvada, es menos importante y a veces deci- siva; y la historiografía se vuelve más huma- na y científica cuando, al penetrar en lo intimo y profundo de los hechos, consigue descubrir los hilos sutiles y apenas perceptibles con que se teje a menudo la trama de los sucesos por la suave mano de alguna mujer.
Lo dicho demuestra que si estas semblanzas revisten por veces el tono del panegírico, no es en razón de haberse propuesto deliberadamente el autor ensalzar sin motivo. Las damas por él re- tratadas fueron, en realidad, mujeres de excep- ción, que estuvieron más bien por arriba que por debajo del nivel de los elogios que aquí se les consagra. Grande ha sido, pues, la satisfac- ción experimentada al mostrarlas en plena luz y rendirles el justo homenaje a que son acreedo- doras. Pocas labores más gratas y a la par in- teresantes que las imherentes « esta clase de trabajos, mediante los cuales nos es dado convi-
vir, en cierto modo, con espíritus selectos, ex-
