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designadas oficialmente, y entre las cuales en- contramos a María Sánchez de Mendeville y al grupo de susamigas que ya conocéis, Justa Foguet de Sánchez, María Gómez de Calza- dilla, Pilar Spano de Guido, Isabel Casama- yor de Luca, y otras, congregábanse para reconst uir la fundación rivadaviana que el déspota había demolido, al par de tantas otras, movido por ese odio persecutorio y destrue- tor característico de los que son incapaces de crear. En esa sesión memorable, como en la que, veinte y nueve años antes, habíase efectuado para colocar los cimientos de la ins- titución, María Sánchez de Mendeville actúa también de secretaria. Huelga decir que, en el desempeño de este cargo como en toda la labor reconstructiva y progresista que llevó después a cabo la meritoria corporación, su ilustrada y talentosa secretaria de entonces tuvo papel y parte preeminentes. Sale de este trabajo el detallar esos hechos, dado que mi propósito no es escribir una biografía sino
