Página:Dellepiane Dos patricias ilustres.djvu/109

Esta página no ha sido corregida
— 99 —

—-9-

¡No se embrutezca usted, por Dios; luche con el plomo que llueve sobre la imaginación ; alce la cabeza; no se duerma; trabaje, para ver los cua- dros de Rugendas !

Palabras alentadoras y vibrantes, que de- bieron resonar como toques de clarín en los oídos de Echeverría; a quien, su habilísimo galeno, concluye por propinarle la morfina de la resignación en la forma usual, tan conocida como eficaz, consistente en no contrariar el monodeísmo del sujeto y en poner, sin ce- sar, ante sus ojos, el espectáculo del infortu-

nio ajeno.

¡Qué bien hizo usted en ponerle María a la gaucha de su romance! Este es nombre perse- guido por la desgracia, nombre fatal. Para una heroína desgraciada es el más a propósito.

En fin, la desgracia está a la moda. ¿Qué me dice usted de Juanita S...? Hay, para un poeta, asunto. ¡ Qué destino perverso! No hay que aspi- rar a la felicidad en esta indigna vida. ¿ Ha cono- cido usted algún dichoso ? Sólo un instante, para