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SONETO.
Por mas que quiera la prudencia mia
Reflecsiva y sumisa á la cordura,
Sujetarse á la ley terrible y dura
Que le impuso á mi amor tu tiranía;
Un oculto poder, la simpatía,
Á que llamas, cruël, fatal locura,
Impide el olvidarte, y su ternura
Será en mi pecho hasta la tumba fria.
Si ofreciera tranquilo obedecerte
En tan duro precepto y tan terrible,
Fuera mi vida prolongada muerte:
Fuera yo entonces como tú, insensible
Al fuego del amor, pues de otra suerte
Ofrecer olvidarte, es imposible.