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consiste en desear la libertad erótica sin dejar de querer al esposo ó al querido. «Eleonora —dice Claudio Larcher— me parecía insoportable cuando vivía conmigo; pero su amor ocupaba toda mi vida. Una vez esa ocupació abolida, no sé en qu↨ emplear mi tiempo. Las tres ó cuatro horas que ella me robaba antes, ¿en qué ocuparlas ahora? Lo único que se necesita para obligarme á llamar de nuevo á su puerta, es una circunstancia especial.»

Sin darse una cuenta muy exacta de su propio y prolongado estado de alma, Liliana venía experimentando, desde el día de su rompimiento con Carlos, algo parecido á lo que se sentía el amante de Colette Rigaud en ciertas ocasiones, Habíase separado de Llorede para ser libre, y luego la libertad no pudo proporcionar la nunca sino goces rápidos y poco apreciables. Muy á menudo su imaginación la llevaba á pensar en Carlos; pero como ella le creía siempre libre y siempre «suyo