inarmónicas nacía en él una doble personalidad que le impedía conocerse á sí mismo. «¿Estoy o no estoy locamente enamorado?» —preguntábase con frecuencia; y sus respuestas variaban con cada circunstancia especial. Después de una semana de vida idílica, contestábase: «Sí; estoy enamorado; la quiero mucho; pero loco no estoy»—; después de los temores provocados por la visita del notario, ó de otro contratiempo cualquiera, decíase: «¡Estoy loco, loco de amor; no hay duda de que lo estoy!»
Al sentirse abandonado y engañado por la Muñeca, después de sufrir inconscientemente durante algunos días, trató de sobreponerse á su propio dolor, y de analizar su lamentable estado de ánimo. Con una tristeza llena de resignación y de humildad, comprendió desde luego que la idea que él y los demás se habían formado de su carácter era la más falsa de las ideas. —No; él no era hábil; no era calculador; no era escéptico—; él