un Gobierno rodeado de consideración y respeto, prosperen con el orden público las artes é industrias que enriquecen, ennoblecen é ilustran á las naciones. Pero que no cierren sus oidos á lo que enseña la voz de la experiencia propia y extraña. Es preciso recuerden que, para su bien ó para su mal, no les ha tocado nacer en época en que todas las pasiones se hallen comprimidas, todos los intereses satisfechos, todas las voluntades unidas y todos los problemas resueltos. En dias de tempestad, cuya fecha no es dado preveer, los ánimos se agitan, la contrariedad de opiniones se abre paso, las cuestiones reclaman con imperio su solución necesaria. Para ese dia es menester que los defensores de la sociedad se hallen provistos de doctrinas claras, de voluntad firme, de disciplina rígida y ánimo vigoroso. Por lo mismo les aconseja su interés que desconfien de sistemas exagerados que ofrecen con muda obediencia y aparente unanimidad de pareceres los beneficios de solicita y paternal tutela. A lo mejor suena la hora del peligro, y para ella conviene estar preparados con el estudio incesante de los intereses comunes, con las costumbres de los países constitucionales, con la templada animación y estimulante actividad de la vida pública. Aunque esto no lo exigiesen el decoro y la dignidad de los pueblos modernos, todavía la seguridad del orden público bastaria para reclamarlo.
22 de Febrero de 1868.