votos. Pero una vez demostrada su adhesión al antiguo sistema, natural era que apoyasen estos Diputados todas las medidas restrictivas que la nueva ley contiene, y que han sido combatidas por la oposición liberal, y á veces también por el tercer partido. De estas medidas restrictivas, vamos abora á dar noticia, asi como de lo que ha sucedido en la discusión de los principales artículos.
Carecen de gravedad algunos, y solo han dado margen á someras discusiones. En este caso se encuentra, por ejemplo, el 2.° que prescribe se haya de anunciar la publicación de un periódico con quince dias de anticipación á la autoridad, no pudiendo esta negar su consentimiento cuando se han cumplido los requisitos legales. La cuestión del depósito no dará lugar á contradicciones, habiendo declarado M. Gueroult que la oposición admitía el principio para seguridad del pago de las multas. Bueno es consignar los puntos que llegan á ser incontroertidos por asentimiento general. El articulo 7.°, que solo prescribe se envien ejemplares al Corregidor y
Procurador general al comenzar la repartición del periódico, sin otra formalidad alguna, tampoco pódia dar lugar á debates.
No sucedió así al art. 3.°, que establece el derecho de timbre, reduciéndole de 6 á 5 céntimos en París y lugares inmediatos, y fijándole en 2 céntimos para el resto de Francia. Este asunto se prestaba á consideraciones morales sobre la conveniencia de difundir ó no la lectura entre las clases populares, y asimismo á otras del orden comercial económico y hasta fiscal porque este recurso produce en Francia para el Tesoro 7.000.000 de francos. Desde el punto de vista político, nuestros lectores adivinarán cuanto ha podido decirse en pro y en contra. Han sido alegados contra el timbre ciertos inconvenientes industriales. Un periódico de Paris pagaba por cada ejemplar 10 céntimos contando el porte de correos, y ahora pagará 9, que equivalen á 2 francos 70 céntimos por cada abono mensual. Para que se sostengan los periódicos ha sido necesario fijar alto precio á los anuncios. Cada línea cuesta de 1 franco 20 céntimos á 9 francos, según el lugar donde se coloca. Hay anuncios que cuestan de 1.200 á 1.500 francos. Los grandes establecimientos industriales pueden soportar este gravámen