Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/65

Esta página ha sido corregida
53
DE MADRID A NAPOLES


(Por entonces se hablaba mucho en los periódicos de que al rey de Náples se le habia ofrecido por nuestra Familia real un refugio en el palacio de San Telmo en Sevilla).

Rossini creyó sin duda ver en mi contestación alguna falta de franqueza, y me castigó con esta frase:

— Yo he oído decir que han ajustado ustedes á Francisco II para que les cante el Barbero de Sevilla.

— Podrá ser muy bien, maestro, le contesté; pues en España gusta mucho esa ópera...

Esta galantería lo desarmó.

—¡Oh! ¡la bella España! exclamó con dulzura. Yo estuve allá en 1831, en compañía de mi grande amigo el banquero Aguado, y nunca podré agradecer bastante las atenciones de que fui objeto. Fernando VII y María Cristina me obsequiaron mucho, mucho, y yo le dediqué á ésta una romanza titulada La Passegiata...

Aquí me hizo algunas preguntas y lanzó varios sarcasmos políticos que no debo consignar.

Luego continuó:

— Todavía anda entre mis papeles una real orden refrendada por el ministro Ballesteros en que se me concede el uso de uniforme de maes-tro del Conservatorio de María Cristina. ¡ Bien me divertí allí una noche en que me dedicaron un concierto, todo compuesto de piezas de mis óperas! ¡Qué lindas mujeres habia entonces en España! — Ya estarán vieias como yo... Pero supongo que habrá otras nuevas.

(Rossini nació en 1792).

— Carnicer, mi pobre Carnicer, á quien yo quería mucho , y que era un grande artista, dirigía el concierto... La grandeza me dio bailes y comidas... Y Várela... el buen Várela... el comisario de Cruzada, me ofreció un banquete musical suntuosísimo, al que asistió medio Madrid. A aquel escelente hombre y á aquella magnífica fiesta se debió mi Stabat Mater, que, como sabrá usted, le dediqué á Várela, y se estrenó dos años más tarde en San Felipe el Real de Madrid... Después estuve en Barcelona, en la hermosa Barcelona... donde los catalanes hicieron locuras conmigo... — Yo comprendo que este mal sugeto, añadió por último señalando á Roncoui, haya fijado sus cuarteles de invierno en España... ¡Aquella es una noble tierra! — Con que... anda, Jorge; preséntale tu moro á mi mujer y vamos á hacer un poco ruido en ese piano.

Mad. Rossini, la segunda esposa del gran maestro, data de 1847: antes se llamaba Mad. Pelissier. — La Colbrand murió en 1845.

Mad. Rossini habrá sido muy bella. Hoy es agradabilísima y sumamente elegante.

Táchasela de codiciosa, y se dice que obliga á Rossini á escribir todas las semanas alguna melodía, alguna romanza, algún coro, cualquier cosa, con tal que sea música, llevando en ello la intencion, no de acrecer el tesoro del arte, sino su tesoro particular.