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DE MADRID A NAPOLES

Y ora vamos á Villa Reale (que es, como si dijéramos, la Fuente Castellana ó el Prado de Nápoles), á donde acuden todos los carruajes aristocráticos, tripulados por elegantes damas, y centenares de ginetes, muchos de ellos oficiales voluntarios de Garibaldi; ora vamos á la Cartuja de San Martin, situada en una altura que domina toda la ciudad; ora á Pozzuoli, ó cuando menos á Bagnoli...

En la Cartuja, que es lujosísima y bella, hemos encontrado un monje español. Allí hemos admirado muchas pinturas de nuestro Ribera (gloria de la Escuela Napolitana, como todo el mundo sabe) y, sobre todo, su famoso cuadro de la Deposición de la Cruz. Allí , finalmente , hemos pasado largas horas contemplando el maravilloso panorama, sin igual en el mundo, de la Ciudad, las Islas, el Golfo, las Montañas, el Volcan y el Mar Tirreno...; todo ello encerrado en una sola mirada.

El paseo á Pozzuoli es mucho más interesante, siquier más largo.

Se sale de Nápoles, atravesando el Muelle de Chiaja, con dirección al Promonforio de Posilipo, perforado por la célebre gruta del mismo nombre, que pone en comunicación el Golfo de Ñapóles con el de Pozzuoli.

Antes de entrar en la Gruta, subís á visitar la Tumba de Virgilio, de la cual sólo queda el sitio, que es el mismo en que el poeta tuvo una villa en que escribió sus Églogas y sus Geórgicas. — El laurel plantado por Petrarca en aquella gloriosa ruina, desapareció á fines del siglo pasado, y el que hoy lo ha sustituido, plantado por Casimiro Delavigne, desaparecerá también, á causa de la costumbre que tienen, ótenemos, todos los viajeros de arrancarle una hoja á cada visita.

La Gruta de Posilipo es una especie de túnel abierto en lodo volcánico, sólido y compacto como la piedra. Su longitud es de quinientos metros, por cinco de latitud y diez y nueve de altura. De dia y de noche la iluminan turbios reverberos, que apenas sirven para que se vean y se eviten los muchos carruajes que van y vienen por aquella pavorosa galería. — La primera perforación data de los tiempos de Augusto, y se ensanchó y perfeccionó, tal como hoy se halla, en el reinado de Alfonso I de Aragon.

Al salir de aquel camino misterioso, encuéntrase uno en los Campos Ardientes, que ya he citado; región volcánica, llena de cráteres mal apagados, que ofrecen una variedad infinita de fenómenos plutónicos. — Aquel es el Infierno pagano.— Allí hay lagos que se llamaban la Stigia(hoy Averno), el Cocito (hoy Lecrino) , el Tártaro (hoy Mar Muerto), el Letheo (hoy Fusaro) , los cuales encierran (además de recuerdos inmortales , por lo que influyeron en la imaginación de Virgilio, que paseó por todos ellos á Eneas) las mejores ostras del mundo:— y no soy yo quien lo dice, sino Martial. — Allí se encuentra la famosa Gruta del Perro , llamada así por la prueba que se hace con un pobre animal, de que es imposible permanecer largo rato en ella, á causa del gas de ácido carbónico que despide la tierra.— Allí veis la Solfatara, volcan no apagado todavía, cuya