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DE MADRID A NAPOLES

Cinco minutos después resonaba un espantoso grito en la playa de Terracina.

El bote babia sido devorado por las irritadas olas.

De los cuatro marineros que lo tripulaban, sólo tres pudieron salvarse con auxilio de los remos. — El cuarto desapareció..., y ni su cadáver se ha encontrado todavía. — Las tablas del bote sí lian sido arrojadas por las olas á los peñascos de la punta del muelle.

Nosotros no hemos podido menos de dar gracias á Dios por todos los sucesos del dia de hoy. — ¿ Qué significa nuestro contratiempo de esta mañana, comparado con la prodigiosa fortuna que hemos tenido esta tarde?

Nos volvemos, pues, á Roma ; desde donde iremos en ferro-carril á Civita-Vecchia, en busca de un Vapor que nos conduzca directamente á Nápoles.

II.
CIVITA.-VECCH1A. — DOS AJUSTICIADOS. — EL ARCHIPIELAGO PARTENOPEO. — EL VESUBIO Á LO LEJOS. ¡ NÁPOLES!
Civita-Vecchia, 12 de enero.


No se dirá que pierdo el tiempo. Han pasado dos días, y ya estamos á bordo del Durance, Vapor francés, surto en el puerto de Civita-Vecchia.

Son las cinco de la tarde: dentro de una hora levaremos anclas; y mañana nos amanecerá en el Golfo de Nápoles, al pié del Vesubio !

Caballero y Jussuf se han quedado en Roma, y se marcharán por tierra á Turin, donde he prometido estar dentro de veinte dias. — Diós- coro Puebla se halla conmigo á bordo.

Nuestro paso por Roma ha sido un sueno : quiero decir, que llegamos ayer á las once de la noche y nos acostamos, y que nos levantamos esta mañana á las ocho, y tomamos el tren para Civita-Vecchia sin ver á nadie.... — ¡ Nos avergonzaba el haber tenido que volvernos desde Fondi, cuando ya pisábamos territorio napolitano !

En Civita-Vecchia nos ha acompañado y obsequiado mucho el Cónsul de España, mi antiguo amigo el señor Valladares.

El único Puerto de los actuales Estados romanos tiene muy poco que ver, y eso poco no lo hemos visto, á causa de la espantosa lluvia que ha estado cayendo toda la tarde. — Sin embargo, llevo un recuerdo inolvidable de la Tiro papal, y es haherme encontrado de manos á boca con el verdugo, que venia, caballero en una muía, y calado de agua, de guillotinar á dos reos políticos.

La suerte de estos desgraciados ha sido terriblemente caprichosa. Procesados y condenados á muerte como enemigos del Poder Temporal del Papa, iban ya á ser ajusticiados en Perugia, cuando hé aquí que la ciu-