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DE MADRID A NAPOLES

16. La Sibila de Delfos: 17. Isaías: 18. La Sibila de Cumas: 19. Daniel: 20. La Sibila Libica: 21. Jonás: 22. Asuero y Esther y el suplicio de Haman: 23. La serpiente de metal: 24 David y Goliat: 25. Judith y Holofernes, y una infinidad de figuras decorativas.

De estas obras, merecen especial mencion los Profetas y las Sibilas; y especialísima, la Creacion del Hombre y la de la Mujer, sobre todo la del Hombre, representado como un hermosísimo cadáver sumido en un rincón de la Tierra, á donde llega el Creador, sostenido por Angeles, y le da la vida tobándole con el dedo. — Esta escena respira una grandiosa poesía, enteramente genesiaca, que recuerda las sencillos y magestuosos versículos de Moisés.

En la Capilla Paulina hay otros dos frescos de Miguel Ángel, La Conversión de San Pablo y El Martirio de San Pedro, que en otra parte llamarían extraordinariamente la atención, pero que se ven sin asombro cuando se viene de admirar la Capilla Sixtina y se dirige uno á las Logias de Rafael.

Las Logias son una multitud de reducidas estancias, formadas por tres hileras de pórticos; y llevan el nombre de Rafael, porque este inmortal artista las construyó, decoró y pintó al fresco. — Las pinturas representan asuntos del Antiguo y Nuevo Testamento, principiando por la Creación del Mundo, y en ellas lucha Rafael con Miguel Ángel por la grandeza y magestad de la concepción.... Pero donde lo vence es en las célebres Cámaras (Stanze).

En aquellas Cámaras se encuentran las obras capitales del pintor de Urbino. — Allí se ven El incendio de Borgo; — la Escuela de Atenas; — la Disputa del Sacramento (que es sin duda la más alta y grandiosa creación del arte cristiano; un poema teológico; la Divina Comedia de la pintura); - El Parnaso; — Heliodoro arrojado del Templo: — San León deteniendo á Atila á las puertas de Roma; — El Milagro de Bolsena (historia de un sacerdote incrédulo, convertido á la vista de una Hostia ensangrentrda); — San Pedro puesto en libertad; — la Batalla de Constantino, — otros episodíos de su vida cristiana..., etc.

Cada una de estas obras merecería un capítulo especial. Cualquiera de ellas bastaría á la gloría inmortal de Rafael. El pintor divino demuestra en las Cámaras todo su genio, toda su sabiduría, toda su erudición, su inspiración cristiana, su profundidad teológica, su gracia y su sublimidad á un mismo tiempo. — Yo me contento con nombrar aquellos prodigios del arte: lo demás lo dice la fama y lo repetírán los siglos.

Pasemos ahora á la Pinacotea ó Galería de Cuadros del Vaticano, compuesta de pocas obras, pero todas magistrales.

La primera que busca allí todo el mundo es la famosa Transfiguración del mismo Rafael, que por mucho tiempo se ha considerado como la más alta creación de su autor y de la pintura en general. Hoy la crítica, más generalizadora y profunda, echa de menos en aquel cuadro la inspiracion