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DE MADRID A NAPOLES

de Bovilia, por mil otros restos de Quintas y de Acueductos , por Tumbas solitarias y por grandiosas ruinas de colosales Mausoleos.

Albano, situado á mucha altura sobre la campiña romana, oreado por saludables brisas, con su abundante vegetación, sus monumentos antiguos y su gracioso Lago, es, como Frascati, uno de los refugios de la aristocracia de Roma durante los calores del estío , y goza de gran cele- bridad en toda Italia por la hermosura de sus mujeres, aumentada, ó más bien puesta de relieve, merced á su elegantísimo traje, que se compone de saya encarnada, corpino negro, toca blanca y una exorbitante profu- sión de zarcillos, collares y sortijas.

Nota: De Albano son la mayur parle de los modelos que han servido en lodos tiempos á los pintores y escultores de Roma. — No es, pues , extraño encontrar en aquellas campesinas los nobles rostros de las Estatuas más famosas ó de las Madonnas más celebradas. — Yo había reparado ya en esto al ver en los estudios de mis amigos á varias albanesas de las que, por escudo y medio, pasan todo el dia mostrándolos tesoros de su hermosura á los ávidos ojos de los artistas, mal envueltas, ora en el manto, ora en la clámide, ora en la túnica nazarena, cuando no desnudas como Psiquis y Venus, colocadas siempre en interesantes actitudes, ya tendidas en divanes de terciopelo negro , ya abrazadas á la Cruz como la Magdalena, ya erguidas como cariátides , ya reclinadas en la lira ó en la esfera, para representar á Safo ó á la musa Urania.

Tivoli no es menos delicioso que Albano, y lo sobrepuja en importancia artística é histórica. Tivoli era el Versalles de los antiguos romanos, donde todos los hombres ilustres iban á descansar de las luchas civiles en el seno de los placeres.

Antes de llegar á aquella otra Capua, se encuentra la Villa de Adriano, en la cual este emperador había tratado de reproducir todos los monumentos que había admirado en sus largos viajes, y sobre todo en Grecia, levantando en medio de ellos un magnífico Palacio. — De todo esto sólo quedan los cimientos y algunas preciosidades que aparecen de vez en cuando á fuerza de tenaces escavaciones. — El bárbaro Totila fue el encargado de destruir aquellas maravillas, con cuyos mármoles destrozados hicieron después cal los albañiles de la Edad Media.

En Tivoli se conservan muchas señales de las villas de Salustio, Horacio, Propercio y Catulo. — Allí se admira aún, bien que ruinoso, el célebre Templo de la Sibila. — Allí se ve la extensa planta de la Villa de Mecenas, en la que todavía quedan de pie arcos y columnas de una belleza iraponente. — Allí, por último, conmueve fuertemente el corazón de todos los amantes de las Letras la Casa de la Sabina de Horacio, enclavada ya en los Montes de la Sabínnía, y de la que sólo queda el sitio, demarcado por los nombres de algunos parajes que el poeta cita frecuentemente en sus inmortales obras.

Nada diré de las muchas y muy notables Qwiíitoí modernas que ha levantado la aristocracia de la Roma papal sobre las -venerables ruinas