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DE MADRID A NAPOLES

DE LA ANTECÁMARA PONTIFICIA-

VATICANO 31 DE DICIEMBRE DE T 60. ^6 previene al Sr. D. Pedro An-

tomo de Alarcon que Su Santidad

c. 1-1 . • 1 so dignará admitirlo en audiencia

Se suplica la presentación de es- ,1 n,iéreoles 2 de enero próximo á

te billete al llegar a la Anteca- j^^^ ^nce de lamafiana.

niara. ü nr r^. ^ ^

. El Maestro de Cámara de S. S.

Se advierte que no se podrá ser ad- mitido sino de uniforme; y si no se tiene, de frac negro, corbata blanca y zapato bajo.

{Hay una rúbrica.)

Tercera: porque estoy vivamente impresionado con las escenas á que he asistido esta tarde y esta noche, y no quiero diferir su descripción, ni escribirlas dejándome atrás otros sucesos.

Manos, pues, á la obra.

Comenzó el deseado Carnavalone, y con él la temporada cómica y lí- rica de Roma.

En el Teatro di Apollo, que es hoy el principal de la Ciudad Eterna, he visto un gran baile de espectáciílo (de argumento y trajes turcos, y corte y música de Francia), tan pagano y deshonesto como los mejores de Paris ó de Milán; y á la noche siguiente, en el mismo coliseo, he oido cantar la Traviata, que aquí se da con el título de Violelta, por conside- rarse muy escandaloso el anunciar en las esquinas que ha habido una mujer extraviada.

Al Teatro Valle (segundo déla Opera) hemos asistido tres noches consecutivas todos los españoles residentes en Roma, á admirar en la Sonámbula á Madama Gassier, ó sea á la sevillana Pepa Cruz (que asi se llamaba la distinguida artista antes de casarse con Mr. Gassier), la cual nos ha llenado de orgullo cada vez que el público la ha hecho salir á la escena entre aclamaciones y aplausos. — Mis amigos y yo ocupábamos una platea de proscenio, desde la que elogiábamos y victoreábamos á la Cantatiz andaluza en el vivo y ardiente lenguaje de la tierra ; y ha sido de ver la alegría, la emoción, la gratitud, el entusiasmo con que nuestra compatriota nos corresp )dia; como han sido de oir los diálogos que hemos cruzado con ella sotío voce desde el palco al escenario, á pesar de no te- ner todavía el gusto de tratarla. — Hoy la tratamos ya.

Otra noche he ido á la anunciada Presa di Tetuan en el teatro Albert. — Era también una sustitución de nombre: lo que realmente se represen- tó fué la conocida pantomima Napoleón en Egiplo ó la muerte del gene- ral Kleber; pero, por qo despertar un mal recuerdo á la guarnición fran- cesa, la habían disfrazado de Toma de Tetuan. — Los soldados del Papa, los héroes de Castelfidardo en carne y hueso , hacían en la escena una porción de evoluciones qup oí público aplaudía con frenesí. — Y es que en