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DE MADRID A NAPOLES

hecho conducir al Hotel, á tiempo que la luna se ocultaba en Occidente.

Al pasar por la Piazza Trevi he oido, más que visto, la célebre Fuen- te del mismo nombre, cuya colosal ornamentacion cubre toda la fachada de un Palacio.

Por aquella Fuente fluye hace diez y ocho siglos un rio, llamado Acqua Vergine, que llega á Roma sobre un Acueducto de ocho millas de largo...; y el rumor de sus aguas, cayendo de “pila en pila y formando numerosas cascadas, era lo único que se sentia en la Ciudad Eterna á la hora que crucé por allí.

Lo demás yacia en los brazos delsueño óen el regazo de la muerte.

1.

LA BASÍLICA DE SAN PEDRO.

Roma 25 de diciembre.

Vengo de ver la Basilica de San Pedro; ¡la Catedral del Mundo!

Digo más: si aquella Iglesia de que habló Jesucristo al Príncipe de los Apóstoles pudiera representarse materialmente, nadie me negaria que yo acabo de visitarla.

La Basilica de San Pedro se ha edificado sobre el Circo de Neron, donde tantos cristianos sufrieron el martirio, y donde se dice que fue en- terrado San Pedro despues de padecer muerte en eruz.—Hoy se veneran allí mismo, en un magnífico Sepulcro, parte delos huesos del Pescador... —Por consiguiente, la profecía se ha cumplido: —Pedro ha sido la prime- ra piedra del Templo. z

Durante algunas horas, no me he atrevido á decidir qué me impresio- naba más en aquellos lugares; si lo que pensaba ó lo que veia; esto es, si la consideracion de que me hallaba en el centro y cabeza del Mundo Ca- tólico, al lado del Trono de los Papas, ó si el aspecto de aquella gran ma— ravilla artística, de aquel magestuoso Templo, que no tiene rival, ni aca= so lo ha tenido en todo el orbe...

En este momento me aventuro ya á asegurar que de todas las emo- ciones que he experimentado esta mañana, la más viva, la más honda, la más punzante era la que me causaba la excelsitud moral de aquella fábrica, su alta significacion, lo que representaba sobre la tierra;—y, sin embargo, he admirado tambien con indecible asombro, aunque profana= mente y Como artista, la portentosa hermosura y sin igual magnificencia de aquella obra de genios y titanes.—Son impresiones diferentes, y acaso contradictorias; pero inmensaslas dos, cada una por su estilo.

Una ordenada y franca relacion de Cuanto he visto y pensado durante tan solemne visita, hará comprender todo lo que llevo enunciado acerca de la Iglesia de los Papas.—Empiezo, pues, por el principio.

Esta mañana á las ocho habia ya estudiado en un Plano de Roma el