menso recibidas en suelo extraño...; — y no lo digo por lo muy caro que se paga el porte en Roma.
Al tiempo que despachaba esta tarde los demás asuntos prévios que he indicado, he visto, ó más bien tenido cerca de mí, otros muchos Monumentos de celebridad universal ; pero tampoco los he mirado, llegando á veces á cerrar los ojos para no verlos. — Yo no gusto de abrir los libros por cualquier página ni de leer el desenlace antes que el argumento. — Así es que esta tarde sólo he consagrado mi atencion á la Roma del siglo XIX, á la capital corriente, si se me permite esta frase ; á la ciudad de los vivos..., complaciéndome en examinar las tiendas y oficinas , en estudiar el carácter de las gentes , en averiguar el precio de las cosas , y en otras operaciones por el estilo.
Resúmen de mis observaciones: que en Roma no hay industria alguna; que todo lo que se vende en sus almacenes es francés ó inglés; que la vida es aquí muy barata ; que, sin embargo, á cada paso encuentra uno un mendigo; que á estas horas he tenido ya el gusto de ver Frailes de todas las Ordenes y de todos los hábitos; que los Teatros están todavía cerrados , pero que dentro de cuatro dias (el segundo de Pascua) se abrirán al público muchos de ellos, pues (Dios sea loado) en el dicho dia principia el Carnavalone ; que los carteles del Teatro Albert anuncian para entonces la Presa di Tetuan (la toma de Tetuan), á la que no faltaré seguramente; que en el Teatro Apolo hay una gran Compañía de Opera, en la cual conozco á algunos cantantes , entre ellos á mi amigo Bartolini ; que pasado mañana es Noche-Buena y oiremos la Misa del Gallo en Santa Maria la Mayor; que el Papa está bueno y celebrará de pontifical en San Pedro el dia 25 ; que los seglares creen que el poder temporal caerá con Gaeta, si los franceses retiran de allí su Escuadra; que un comerciante me ha dicho: — «Ha hecho usted bien en venir este año á ver una gran ceremonia en San Pedro; pues el año que viene, la Sede Apostólica se encontrará en otra parte» ; que en un Gabinete de Lectura que he visitado no he encontrado más periódico español que La Esperanza, ni otro lector, en las tres salas de que se compone, que un cura tambien español, de quien ya soy amigo; que allí he leido parte de un discurso de Gonzalez Bravo ; que en la Plaza de España hay una tercena donde se venden excelentes cigarros habanos ; que en los buenos restaurants se encuentran esquisitas ostras ; que el marqués de Miraflores, recientemente nombrado Embajador de España cerca de la Santa Sede, llegará á Roma dentro de pocos dias ; que mi amigo y hermano en Apolo (menos esquivo con él que conmigo) Amós Escalante, se encuentra hace dias en esta gran Ciudad; que será fácil conseguir que S. S. Pio IX me conceda una audiencia, y, en fin, que el Coliseo, el Foro, las Catacumbas , las Termas, el Capitolio, la Roca Tarpeya, los Columbarios , el Palacio de los Césares, etc., etc., existen todavía y me esperan en su sitio, de modo que, con sólo dar algunos pasos, podré verlos...
¡Qué perspectiva de goces, de entusiasmos, de admiraciones y de