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DE MADRID A NAPOLES

y voy á pasco. Doy té los viernes, y á él acuden muchas personas de distincion.

»Dentro de poco tiempo se cumplirán los dos años, al fin de los cuales me prometió mi esposo darme la inscripcion que asegurará mi porvenir.

»Entonces me casaré con Ricardo.»

— ¿Y quién es ese Ricardo? le pregunté á Alicia al cabo de un momento.

— Un estudiante á quien amo mucho. Tiene un tío senador que locolocará cuando se reciba de abogado.

— ¿Y sabe Ricardo sus amores de usted con el conde?

— Seguraraente. Pero el conde ignora mis amores con Ricardo.

— ¿Y Ricardo se casará con usted?

—¡Ya lo creo! En primer lugar, si no fuese por mí, el pobre no lo pasarla muy bien. — Yo le ayudo á seguir su carrera. — Y por otro lado la inscripcion que me ha prometido el conde me asegurará 2,000 francos de renta.

—Y esa inscripcion ¿está usted segura de conseguirla?

—Sin duda alguna. El conde me quiere mucho.

—¿Cuántos años tiene el conde?

—Veinte y cinco.

—¿Y no tiene otros amores?

—No, señor. El conde vive entregado á los negocios. Juega á la bolsa y gana casi siempre. El otro día me dijo que tal vez se casaria antes que muriese su madre. Ya tiene 60,000 francos de renta.

—¿Y no es celoso? ¿No duda de usted?

—No se ocupa de eso. Siempre que me busca me encuentra amable. Esto le basta.

—¿Y dice usted que la ama?

—¿Pues no ha de amarme?

—¿Pero no se le ocurre á ese bombre que, si suprimiese la renta y la inscripcion, usted no seguirla recibiéndole?

—Sí que se le ocurrirá; pero se le ocurrirá al mismo tiempo que yo necesito comer y vestir.

—¿Luego usted subordina su alma á su cuerpo?

—¡Oh no, señor! Mi alma es libre, y se emplea en amar á Ricardo.

— Pero Ricardo no la ama á usted. — Ricardo la esplota á usted como usted esplota al conde. Si usted no costease la carrera á Ricardo, ni contase con la inscripcion, ya la habría olvidado hace mucbo tiempo.

—¿Pues qué? ¿No soy yo bonita?

—Sí que lo es usted. Pero cuando se ama á una mujer bonita, no se permite que pertenezca á otro.

—Pero es que Ricardo no puede darme el bienestar que me da el conde. Yo necesito comer y vestir.