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LIBRO DÉCIMO

ROMA

I.

LA CAMPIÑA DE ROMA. — ROMA Á LO LEJOS. — EMRADA EN LA CIUDAD ETERNA,
Terracina, 22 de diciembre de 1800

Las primeras palabras que ha pronunciado Jussuf esta madrugada, antes de darnos los buenos días y de avisarnos que ya estaban engancha- dos los caballos, han sido para dirigirnos la siguiente pregunta:

— Roma ¿estar Francia?

Y al hablar de esta manera, demostraba una indecible alegría. — ¿Por qué te ha ocurrido eso? le interrogamos nosotros.

— ¡Escuchar! repuso el marroquí.

Y tendió la mano y aplicó el oído hacia la calle.

Pusimos atención, y percibimos un confuso rumor de cornetas y tam- bores, que recorría las calles de Viterbo.

— ¡La diana de los francesesl (esclamó el moro). ¡ Y estar diana de guer- ra, como en Argell

Nosotros nos echamos á reír, é hicimos comprender al africano en qué forma y de qué manera un Ejército francés ocupa esta parte de Italia.

— Es decir (ha concluido el moro) : Roma no estar en Francia ; pero Francia estar en Roma.

— Como quieras. El hecho es que nosotros estamos hoy más lejos que ayer de las fronteras de Francia, y que el camino que seguimos no es de seguro el más corto para llegar á París.

Sin otra 'novedad , hemos entrado en el coche y continuado nuestra marcha.