LIBRO DÉCIMO
ROMA
I.
LA CAMPIÑA DE ROMA. — ROMA Á LO LEJOS. — EMRADA EN LA CIUDAD ETERNA,
Las primeras palabras que ha pronunciado Jussuf esta madrugada, antes de darnos los buenos días y de avisarnos que ya estaban engancha- dos los caballos, han sido para dirigirnos la siguiente pregunta:
— Roma ¿estar Francia?
Y al hablar de esta manera, demostraba una indecible alegría. — ¿Por qué te ha ocurrido eso? le interrogamos nosotros.
— ¡Escuchar! repuso el marroquí.
Y tendió la mano y aplicó el oído hacia la calle.
Pusimos atención, y percibimos un confuso rumor de cornetas y tam- bores, que recorría las calles de Viterbo.
— ¡La diana de los francesesl (esclamó el moro). ¡ Y estar diana de guer- ra, como en Argell
Nosotros nos echamos á reír, é hicimos comprender al africano en qué forma y de qué manera un Ejército francés ocupa esta parte de Italia.
— Es decir (ha concluido el moro) : Roma no estar en Francia ; pero Francia estar en Roma.
— Como quieras. El hecho es que nosotros estamos hoy más lejos que ayer de las fronteras de Francia, y que el camino que seguimos no es de seguro el más corto para llegar á París.
Sin otra 'novedad , hemos entrado en el coche y continuado nuestra marcha.