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438 DE MADRID A NAPOLES.

ces. El nos ha dicho que un gran edificio que se levanta en frente de este Hotel, y cuyo negro muro casi se puede tocar con la mano desde los balcones del gabinete en que nos hallamos (tan estrecha es la calle que les separa), es el Palacio Tolomei, en donde pasó su primera juventud la desgraciada Pia. cuya lamentable historia recordaba yo en el Ferro- carril.

Aquí la conoció pura y hermosa el implacable Nello della Pietra: aquí se casó con ella : de aqui se la llevó á su Castillo. — como el Conde de M. se lleva á su mujer á Ancona. — Una vez en el Castillo. delinquió ó no delinquió la Castellana; é. inocente ó culpable. que esto no lo sé yo á punto fijo. fué condenada por el celoso y cruel caballero á vivir en una solitaria mansión que se levantaba en medio de las Marismas.... donde la fiebre y la tristeza la consumieron lentamente...

¡Y si vierais qué cara ha puesto la Condesa de M. en tanto que recor- dábamos la histona de Pia de Tolomei'

Es natural...

— ¡Dios mio! (habrá exclamado en su interior la pobre jóven). ¿Seria yo capaz de faltarle á mi Francesco?... (¡Se me escapó el nombre!) — ¡Dios mio! ¿Sería capaz mi Francesco de hacerme morir de tercianas en esa tierra desconocida á donde me lleva?

El conde Francesco ha adivinado estos pensamientos de su esposa, y la ha mirado angelicalmente...

Pero son las once. y nuestro huésped ha acabado ya de fumarse un magnífico sigaro spagnnolo con que le hemos hecho feliz, segun asegura.

Demos las buenas noches de una vez para siempre á estos bienaventu- rados; despidámonos de ellos hasta nunca, y tomemos el camino de nues- tro cuarto.

Veinte y cuatro horas despues.

, Siena ha realizado completamente mis ilusiones. — Esta ciudad es una excepcion en la Toscana. Ni sus Palacios . ni sus Iglesias . ni sus Calles, ni sus Plazas ostentan aquel aire risueño y pagano, medio oriental y me- dio del Renacimiento, que advertí en Pisa. Luca y Florencia. Siena es más cristiana (aunque quizás no tan católica), más sombría, más ascética, más ideal. — En Siena . como en Pisa . la agonía que principió con la caida de su República , no ha entrado todavía en el período de reaccion que hoy hace resucitar en Europa á otras muchas ciudades arruinadas. — Siena si- gue muriendo, postrada, silenciosa, olvidada del resto del mundo. — De doscientas mil almas que encerraba en el siglo XV. ha quedado reducida su población á veinte y dos mil doscientas.

La originalisima Plaza dd Campo. antiguo Foro de la República, se halla rodeada todavia , como la plaza de Segovia. de las mismas casas que la adornaban en la Edad-Media. — Allí se ve el soberbio Palazzo Pubblico, en otro tiempo de la Sigmoria. obra del siglo XIII, con su altísima y ga-