Página:De Madrid a Nápoles (1878).djvu/470

Esta página ha sido corregida
436
DE MADRID A NAPOLES

Siena, en fin, se me aparece precedida de la fama de ser la ciudad en que se habla el italiano con mayor pureza , en que las mujeres son más hermosas , en que tuvieron su trono las artes hace quinientos años, en que entraron los Españoles después de un largo asedio en tiempo de Cárlos V, y en que ondeó el estandarte de España hasta 1557 , que Felipe II la cedió á Cosme I de Médicis,

Por lo demás, yo veo también en Siena el fin de los caminos de hierro que tanto han simplificado hasta ahora mi viaje ; la última de las ciudades vivas, por muy muerta que se encuentre ; el término de la moda francesa; el límite de los tiempos modernos y de la Edad Media ; la entrada á la antigüedad clásica ; el principio de la región sembrada de ruinas. — Después de Siena, sólo encontraré las osamentas blancas de las ciudades etruscas, ó más bien el lugar en que se levantaron..., y más allá la desierta campiña de Roma...,, y luego Roma, el Panteón de todas las edades !

Siena, pues, es el remate del actual mundo civilizado. En adelante hallaré el paganismo romano ó el paganismo griego ; reflejos de Grecia ó del Oriente; el teatro de la mitología... — Aquí concluye también el imperio de la ley; aquí terminan la libertad y la civilización; aquí cesan las garantías del derecho. — Mañana quedaremos á merced de los bandidos, cuando recorramos los campos, y á merced de una autoridad discrecional, cuando penetremos en las ciudades.— Después de Roma teocrática, vendrá Nápoles, presa de la anarquía, ensangrentada, carcomida por la inmoralidad...

Pero hénos ya en Siena ; ó, por mejor decir, en la Estación del camino de hierro, situada á bastante distancia de las puertas de la Ciudad.

Sigue lloviendo. Casi todos los viajeros que salieron con nosotros de Florencia se han quedado en las estaciones del camino.

Los Condes de M..., Caballero, Jussuf y yo, con más algunos campesinos que han venido en coche de tercera clase, somos los únicos que hemos llegado á Siena.

Los campesinos se han ido á pie, á pesar del frío y de la lluvia , — que empieza á convertirse en nieve.

Los recién casados han ocupado, á instancias nuestras, un cabriolé de dos asientos , único vehículo que se ha dignado esta noche venir á esperar el tren.

¿Para qué más? La verdad es que si nosotros no hubiéramos formado parte del convoy , cualquier otro carruaje que hubiese acudido á la Estación se habría vuelto de vacío. — Siena (lo digo de nuevo) es el fin del mundo.

Los Condes de M.... han quedado en enviarnos el coche así que los deje en el Hotel del Aquila Nera, en el cual nos alojaremos también nosotros, vista la amabilidad, ó por mejor decir , la longanimidad con que nos han invitado los nuevos cónyuges á acompañarles á tomar el té.