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DE MADRID A NAPOLES

colocados quinientos cuadros firmados por los más grandes pintores del mundo, muclhos de los cuales tienen allí sus obras maestras. Entrase, pues, en aquel lugar con un recogimiento respetuoso que se acerca bastante á la devoción.

Innumerables artistas, mujeres en su mayor parte, y, entre las mujeres, muchas inglesas, y entre las inglesas, algunas muy lindas, hállanse encamaradas en altos andamios copiando las obras de otras edades. — Centenares de extranjeros (sobre todo americanos, rusos, ingleses y alemanes) discurren silenciosamente por aquellos salones. — Y, por último, las más elegantes y emprendedoras beldades de Florencia, elegantemente vestidas á la parisién, acuden allí (con pretexto de admirar los cuadros) á que las admiren á ellas los touristes, quienes, por su parte, no se desdeñan de dividir su atención entre el arte y la naturaleza.

En la Galería Pitti hay hasta diez cuadros del divino Rafael Sanzio^ que son: la Visión de Ezequiel, pequeña tabla que encierra una de las creaciones más inspiradas y grandiosas de la pintura; — el Retrato de Magdalena Donni, amiga del artista, tipo bellísimo que le sirvió de modelo (y no la Fornarina como se cree por la generalidad) para sus Vígenes más inocentes é ideales: — el Retrato de Angelo Donni, hermano de Magdalena; — la Madonna dell' Impannata, ó sea del Encerado, llamada así del que se ve en el fondo del cuadro; — -un Retrato del Papa Julio II; — un Retrato del Cardenal Bibbiena, del que hay otro repetido en el Museo Real de Madrid; — un Retrato de Tomasso Inghirani;-la. Madonna del Baldachino, obra de los mejores tiempos de Rafael, en que se ve á la Virgen sobre un trono, y debajo cuatro Santos de pie, adorándola, y, en medio de los Santos, dos preciosísimos Angeles; — la celestial Madonna llamada del Gran Duque, tan estimada del duque Fernando, que la llevaba consigo siempre que viajaba; — y, finalmente, la famosa Virgen de la Silla, llamada por un crítico: «una de las obras más célebres, no solamente de Rafael, sino de la pintura italiana y del arte en general.»

Esta Virgen de la Silla (Madonna della Seggiola) es la obra capital del Palacio Pitti, como la Venus de Médicis lo es de la Galería degli Uffizi — El maravilloso cuadro de que nos ocupamos es un óvalo pequeño (de poco más de una vara de longitud), pintado on madera, dentro del cual se ven admirablemente agrupadas tres figuras: la Virgen , sentada en una silla; el Niño Jesús, reclinado en el seno de su Madre y rodeado por sus brazos; y San Juan Bautista, niño también, adorando á Aquel de quien era el Precursor. — La Virgen no es la figura mística, ideal, angélica, que pintaba siempre Rafael para representar á la Reina de los Cielos: es María mujer; es la nazarena; es la madre del hombre, llena de hermosura mortal, de gracia humana. De todas las Vírgenes del de Urbino, esta es la única cuya mirada se cruza con la del que la mira, y cuyos ojos no se bajan con modestia. Si yo considerara en este momento á la Madonna della Seggiola desde un punto de vista filosófico, diría que, por lo mismo que es la más terrenal y seductora de las Vírgenas de Rafael, por lo mismo debe califi-